El pescado es una de las fuentes de proteínas más importantes para el consumo humano. El hambre de pescado que existe en todo el mundo no habría podido ser saciada sin la práctica de la acuicultura. No obstante, los efectos secundarios negativos inherentes a la acuicultura industrial, tales como la contaminación del pescado ocasionada por alta concentración de medicamentos, es un motivo de alarma para los consumidores, particularmente en Europa, lo cual ha provocado el colapso de las ventas desde hace algunos años.
La cría de peces en piscifactorías se basa en criterios de máxima producción y de beneficio económico, lo que influye directamente en el poco espacio vital de estos peces en comparación con el que disponen sus primos salvajes. Esto hace que los peces que crecen en viveros sean especialmente susceptibles a los parásitos y las enfermedades.
Por tal motivo, muchos acuicultores emplean grandes cantidades de medicamentos profilácticos, sobre todo antibióticos. Sin embargo, las críticas cada vez mayores hacia los efectos secundarios han traído como consecuencia la restricción de determinados medicamentos.
Tal es el caso de Noruega, un país que ha invertido muchos recursos para resolver los problemas presentes en la acuicultura. Dicho país, donde el pescado es el tercer rubro de exportación, ha conseguido recientemente eliminar casi por completo los antibióticos. Este resultado ha sido posible gracias a la vacunación preventiva de los peces.
La vacunación había sido hasta el momento de difícil aplicación, porque cada pez debía ser inyectado de forma manual mediante una jeringa. Teniendo en cuenta el elevado volumen anual de producción de pescado (1,4 millones de toneladas a nivel global en 2010, solamente para el caso del salmón), resulta evidente que este procedimiento ha llegado a sus límites. Este hecho ha impulsado al fabricante de maquinaria Maskon a acometer la automatización del proceso de vacunación. Mediante un sistema desarrollado por dicha empresa, el cual requiere la presencia de un único operario, se puede anestesiar, clasificar, individualizar y vacunar, de forma automática, hasta 20.000 ejemplares por hora, en función de la especie. En el pasado esto habría precisado de cuatro a seis operarios experimentados para poder inyectar el pescado. La máquina no sólo permite vacunar muchos más peces, sino que además garantiza un nivel de calidad en la vacunación significativamente mayor.
El núcleo del sistema está formado por un módulo de vacunación del tipo VX-4 o dos módulos del tipo VX-8, estando cada módulo equipado con cuatro puestos de vacunación. Un sistema de procesado de imágenes mide cada pez individualmente y proporciona la información necesaria para calcular el punto de inyección concreto. Toda la estación de vacunación se posiciona entonces adecuadamente por medio de un motor lineal de LinMot. Esto permite acertar en el lugar óptimo para la inyección en cada pez con una precisión mayor que el 98%. La longitud del pez, de acuerdo con la medición realizada por el sistema de procesado de imagen, también se utiliza para calcular la profundidad de la inyección para cada pez en específico. A continuación, un sensor situado en la aguja controla el proceso de inyección, así como la dosis apropiada para cada espécimen. Como resultado se consigue una tasa de mortalidad inferior al 0,02%.
Los motores LinMot de acero inoxidable de la serie P01-37x120F-HP-SSC cumplen a la perfección con los requisitos de higiene de la industria alimenticia. Están fabricados totalmente en acero inoxidable (1.4404/316), y se caracterizan por poseer un muy alto índice de protección (IP69K). En su diseño se han eliminado deliberadamente las juntas; todas las conexiones están soldadas. Asimismo, los motores están completamente sellados para evitar la formación de condensación.
Gracias a estas características, así como a su superficie completamente hermetizada de acero inoxidable, estos motores INOX son ideales para maquinarias y equipos que procesen productos alimenticios o farmacéuticos. Esta no fue la única razón por la que el fabricante se decidió a utilizar dichos motores; los requisitos de espacio también jugaron un factor decisivo, a causa del escaso sitio disponible en el interior de los módulos de vacunación. El compacto factor de forma de los motores lineales, sin piezas salientes ni transmisiones, era también una característica atractiva para los diseñadores de Maskon. Se descartó de plano el uso de cilindros neumáticos, puesto que no alcanzaban la velocidad y la precisión requeridas por la aplicación.
Los motores lineales compactos LinMot de acero inoxidable utilizados para el posicionamiento son estancos, y cumplen con las más estrictas normas de higiene. Lo mismo aplica para el estátor PS01-37x120F-HP-SSC-R, utilizado en la unidad de vacunación. Cuando se emplea este elemento junto con el vástago apropiado, el mismo es capaz de ejercer una fuerza constante de hasta 210 N en todo su recorrido. Para la unidad de vacunación se seleccionó un modelo de largo recorrido, el PL01-19×350/260, con una carrera de 120 mm. El motor se comanda mediante un servocontrolador modelo B1100-VF-HC, también de LinMot, que permite regular tanto la fuerza como la velocidad, y que puede ser integrado en sistemas de motores lineales con controlador de eje maestro.
Las consignas de fuerza y velocidad de los motores se establecen en el controlador de posición maestro por medio de una señal diferencial analógica de ±10V. Para la retroalimentación de estos parámetros se puede utilizar tanto el sistema de medición interno de LinMot como un sistema de medición de alta precisión externo. El controlador B1100-VF-HC también puede operar en modo punto a punto, con cuatro posiciones finales libremente programables, lo cual tiene aplicación en tareas de prueba y de puesta en marcha del sistema.
Por Design World – Cortesía de LinMot Usa